lunes, 29 de noviembre de 2010

Vivencias de un escritor de terror en un rodaje (Día 3)

Día 3

Estimado humano del futuro:

El tercer y último día, me desperté temprano de nuevo, estaba tan molido como cuando acabo una sesión de firmas en las que he tenido que ir quitándome admiradoras de lo alto como si estuviese en un partido de rugby.

Me intento animar a mí mismo, “vamos, Juande, hoy es el último día, Miguel Ángel dice que acabaremos temprano, pronto podrás seguir con las correcciones, descansar”.

De nuevo, agarro mis siete u ocho bolsas de comida para esa jaurí… digo, para el equipo técnico. El tiempo no quiere darnos tregua, hace frío, y espero en la avenida del Puerto la llegada de Carlos(Avinguda del Port, ché). No me queda más remedio que hacerme una fogata con un mueble destrozado que había junto a unos contenedores de basura. La policía viene, intento hacerles entrar en razón, soy un afamado escritor de terror, tengo frío y estoy en peligro de morir congelado… muy amablemente y a base de palos me hacen comprender que no se puede hacer candela en la vía pública.

Cuando Carlos llega, me parezco ya a Jack Nicholson al final de la película “El Resplandor”.

Recogimos a Maribel y a Valeria, por el camino, se las notaba tristonas porque no me verían más. Al llegar al chalet donde rodábamos comprobé que todas las chicas estaban igual. Luego se alegraron bastante porque les di mi email y mi nombre en Facebook.

¡Silencio, roooodando, acción! Comienza un día difícil de rodaje, la pobre Maribel tiene que ponerse ropa mojada del día anterior, porque se supone que acaba de salir de la bañera. También, alguien había dejado encerrado a Ahmed en la terraza mientras ensayaba… cuando le encontramos estaba de nuevo casi en estado de hipotermia.

Fue un día duro, creí de nuevo que nos quedábamos sin comida. Miraba de reojo al segundo técnico de Making, para tomarle las medidas. Estaba canijo, habría poco que sacar de él, y encima me caía bien porque era un friki como yo, y comenzamos a hablar de estos temas que hacen que los demás te miren con cara rara y piensen que estás mal de la chota.

Tenía mucho que corregir en casa para mi editor malvado, pero recordaba con felicidad las palabras de Miguel Ángel: Acabaremos temprano. Acabaremos temprano, nano, nano, naaaano…

A las seis de la tarde me empecé a preocupar.

A las siete comencé a zancadillear a la gente que pasaba delante de mí.

A las ocho odiaba a Miguel Ángel Font.

A las nueve maquinaba la forma de asesinarle y que “pareciera un accidente”.

Por cierto, a esas horas llegó la dueña del chalet con su hijo.

“Señora, no se preocupe, estamos rodando un drama existencial. Sí, sí, ya se lo pasaremos en deuvedé. Terminamos ya”

Todo esto con los gritos de Ahmed en el salón:

-¡Te voy a matar, hija de puta! (Una escena del corto)

En fin, que media hora después estábamos recogiendo los apaños. Había concluido el rodaje y cada uno tenía que guardar sus cosas. Nos felicitamos unos a otros, nos deseamos lo mejor, y partimos cada uno por nuestro lado hasta saber más noticias de Miguel Ángel y Carlos, que están liados con la postproducción.

Ahora ya, hablando más en serio, ha sido una experiencia genial en la que me he visto rodeado de unos profesionales como la copa de un pino. Que allá donde vayáis las cosas os vayan bien, y que pronto coincidamos de nuevo. Quizá en los Goya, quién sabe, jajaja.

Juan de Dios Garduño (afamado escritor de terror)


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