miércoles, 24 de noviembre de 2010

Vivencias de un escritor de terror en un rodaje (Día 2)

Día 2

Estimado humano del futuro:

Comienzo la narración de lo que fue el segundo día de rodaje de “Elmala3ien”, aquel mediometraje que nos lanzó al estrellato a todos los que en él participábamos, y a la misma vez, a un mundo lleno de lujuria, drogas y alcohol, pero bueno, me centraré en lo que fue este segundo día, del resto supongo que ya lo sabéis, ya que tiene que salir en vuestros libros de historia.

Mi despertador sonó a las ocho. El día amaneció nublado, casi lloviendo. Aún me daba tiempo a mirar el correo electrónico (un arcaico medio de comunicación) antes de que Carlos, “el montador” (dícese del que monta escenas y evitándose el cariz sexual) me recogiese para acudir a la urbanización a las afueras de Valencia donde rodábamos.

Entre miles de mensajes de fans enfervorecidas que querían mandarme ropa interior usada, había uno de mi jefe y editor:

De: Editor de Juan de Dios Garduño Cuenca [mailto:editormalvado@hotmail.com]
Enviado el: martes, 16 de noviembre de 2010 07:30
Para: Juande, el sufrido escritor de terror
Asunto: Correcciones                                                                                                                                                       
Juande, quiero las correcciones atrasadas para ¡YA!, sino cogeré tus huevos, te los cortaré, los meteré en una batidora, les echaré leche y azúcar y me beberé un zumo hecho con tus pelotas, ¿te enteras?           

Firmado: El editor malvado.

Como uno ya no es tonto, y además, le tiene cariño a sus pelotas, tuvo a bien venirse pronto del rodaje aquel día. Pero continuemos con las vivencias de este escritor que apreciaba a sus pelotas.

Carlos llegó con media hora de retraso porque había tenido un problemilla con su pequeña. Yo le esperaba en la avenida del Puerto, con comida para un regimiento, ya que resultaría algo sospechoso que matase al segundo técnico de Making of, y lo que era peor, si le mataba y nos lo comíamos, lo mismo terminaba yo haciendo su trabajo.

Llegamos una hora tarde, porque recogimos a Maribel (sí, la actriz que 20 años después interpretó el papel principal del éxito cinematográfico: “María Teresa Fernández de la Vega, la película de toda una vida”), y ya estaban en el salón montando el tema de la luz. Antes de conocer a Boro y su trabajo, no tenía ni puta idea de que la iluminación fuese tan importante. Ahora me alegro de haberle tenido con nosotros.

Por allí andaban ya las chicas, Angie (Animación y sevillana, qué más se puede decir), Neus (directora de arte, hizo una máscara “pa cagarse”), Paula (directora de vestuario, no me hubieran venido mal un par de consejos de ella), Valeria (Maquillaje, yo creo que tiene tanto arte que podría incluso afear a un adonis como soy yo). Tengo fotos con ellas, todas guapísimas.

Pronto el tirano… digo el director, Miguel Ángel Font nos echó la bronca había que darse prisa, ya que al día siguiente teníamos que terminar y dejar la localización libre (la dueña de la casa era la cuñada de Nik, el ayudante de dirección, un gran tío también). La gente empezó a comer cuando aún no eran las once, pensé de nuevo que quizá sí debía cargarme al nuevo Making. Tuvo suerte de que yo me fui antes de que él viniese…

Llegados a este punto he de decir una cosa que ya debería haber dicho antes: Yo esperaba mucho amateur por allí, algo más “casero”. En absoluto fue así, Miguel Ángel me sorprendió con unas tablas que no tiene nadie de su edad, salvo esos genios que sorprenden desde bien pronto. En el rodaje todos eran profesionales, menos yo, que no tengo mucho que ver con el mundillo del cine. Israel, el cámara, otro gran profesional, trabaja para la televisión Valenciana. ¡Joder, si incluso vino un cámara buzo, con su cámara subacuática y su traje de neopreno para rodar!

En fin, poco puedo contar del segundo día, porque a las cuatro y media de la tarde me volví a Valencia con Carlos. De mi memoria no se fue ni un momento el email que con tan buen rollo me había mandado mi editor.

Juande Dios Garduño

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